domingo, 1 de noviembre de 2009

Empieza otro Noviembre más.

Es imposible educar a una lágrima repitiéndole que se quede en su ventana, mirando a través de un cristal siempre empañado. Intentar explicarle que no va a encontrarte aunque salga a buscarte, que tarde o temprano morirá, y ya no en tu mano, sino en el frío suelo. A veces, incluso dejando una marca. Pero últimamente siempre llueve, asi que ni siquiera dejará cicatriz alguna. Se camuflará con la misma lluvia bajo la que te gustaba mojarte. Ese complemento perfecto para tus tardes de domingo mirando el techo sin pintar de tu pequeña habitación. Su destino es morir lentamente, dejando un rastro de tristeza incolora. Falling slowly.
Alguien dijo que las lágrimas no huelen a nada. Es mentira. Huelen a tí.

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